Don Juan: Tan incentiva pintura los sentidos me enajena, & el alma ardiente me llena de su insensata pasión. Empezó por una apuesta, siguió por un devaneo,engrendró luego un deseo & hoy me quema el corazón. Poco es el centro de un claustro; ¡al mismo infierno bajara, & estocadas le arranca de los brazos de Satán! ¡Oh! Hermosa flor cuyo cáliz al rocío aún no se ha abierto, a transplantarte va al huerto de sus amores don Juan...
.-
Don Juan : ¿Adónde vais, doña Inés?
Doña Inés : Dejadme salir, don Juan.
Don Juan : ¿Que os deje salir?
Brigida : Señor, sabiendo ya el accidente del fuego, estará impaciente por su hija el Comendador.
Don Juan : ¡El fuego! ¡Ah! No os dé cuidado por don Gonzalo, que ya dormir tranquilo le hará el mensaje que le he enviado.
Inés : ¿Le habéis dicho ...?
Don Juan: Que os hallabais bajo mi amparo segura, & el aura del campo pura libre por fin respirabais. Cálmate, pues, vida mía; reposa aquí, & un momento olvida de tu convento la triste cárcel sombría. ¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla & se respira mejor? Esta aura que vaga, llena de los sencillos olores de las campesinas flores que brota esa orilla amena; esa agua limpia & serena que atravisa sin temor la barca del pescador que espera cantando el día, ¿no es cierto, paloma mía, que están respirando amor? Esa armonía que el viento recoge entre esos millares de floridos olivares, que agita con manso aliento; es dulcísimo acento con que trina el ruiseñor, de sus copas morador, llamado al cercano día, ¿no es verdad, gacela mía, que están respirando amor? & estas palabras están filtrando insensiblemente en tu corazón, ya pendiente de los labios de don Juan, & cuyas ideas van inflamando en su interior un fuego germinador no encendido todavía, ¿no es verdad, estrella mía, que están respirando amor? & esas dos líquidas perlas que se desprenden tranquilas de tus radiantes pupilas convidándome a beberlas, evaporarse a no verlas de sí mismas al calor; & ese encendido color que en tu semblante no había, ¿no es verdad, hermosa mía, que están repirando amor? ¡Oh! Sí, bellísima Inés, espejo & luz de mis ojos; escuchame sin enojos como lo haces, amor es: mira aquí a tus plantas, pues, todo altivo rigor de este corazón traidor que rendirse no creía, adorando, vida mía, la esclavitud de tu amor.
Inés: Callad, por Dios, ¡oh!, don Juan, que no podré resístir mucho tiempo, sin morir, tan nunca sentido afán. ¡Ah! Callad, por compasión; que, oyéndoos, me parece que mi cerebro enloquece & se arde mi corazón ¡Ah! Me habéis dado a beber un filtro infernal, sin duda, que a rendiros os ayuda la virtud de una mujer. Tal vez poseéis, don Juan, un misterioso amuleto, que a vos me atrae en secreto como irresistible imán. Tal vez Satán puso en vos su vista fascinadora, su palabra seductora & el amor que negó a Dios. ¿& qué he de hacer, ¡ay de mí!, sino caer en vuestros brazos, si el corazón en pedazos me vais robando aquí? No, don juan; en poder mío resistirte no está ya; yo voy ati, como va sorbido al mar ese río. Tu prescencia enajena, tus palabras me alucinan, & tus ojos me fascinan, & tu aliento me envenena. ¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro de tu hidalga compasión; o arráncame el corazón, o ámame, por que te adoro.
Don Juan: ¡Alma mía!Esa palabra cambia de modo mi ser, que alcanzo que puede hacer hasta el Edén se me abra. No es, doña Inés, Satanás quien pone este amor en mí; es Dios, que quiere por ti ganarme para Él quizá. No; el amor que hoy se atesora en mi corazón mortal, no es un amor terrenal como el que sentí hasta ahora; no es esa chispa fugaz que cualquier ráfaga apaga: es incendio que se traga cuando me ve, inmenso, voraz. Desecha, pues, tu inquietud, bellísima doña Inés, porque me siento a tus pies capaz aun de la virtud. Sí; iré mi orgullo a a postrar ante el buen Comendador, & o habrá de darme tu amor, o me tendrá que matar.
Inés : ¡Don Juan de mi corazón!
Don Juan: ¡Silencio! ¿Habéis escuchado?
Inés : ¿Qué?
Don Juan : Sí; una barca a atracado debajo de este balcón. Un Hombre emborozado de ella salta... Brigida, al momento, pasad a esotro aposento, & perdonad, Inés bella, si solo me importa estar
Inés : ¿Tardarás?
Don Juan : Poco ha de ser.
Inés : A mipadre hemos de ver.
Don Juan: Sí, en cuanto empiece a clarear. Adiós.
lunes, 18 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario